AMORES
PROHIBIDOS
Y
los interrogantes siguen en la mesa, porque aunque para muchos es obvio que
todo el proceso de la ahora exfiscal Viviane Morales, en cuanto a su elección y
renuncia al cargo ha sido un manejo político, o mejor deberíamos decir
politiquero, no hay claridad en los hechos y ante ello evidentemente la
población necesita y demanda respuestas.
No
se niega el hecho que durante el cargo de Fiscal General, Morales demostró que
no existen intocables y que la ley puede alcanzar a cualquiera que la infrinja,
evidenciando que cuando un funcionario público quiere, realiza muy bien su
gestión, pero al parecer un uribismo latente que aún extiende sus brazos como
un gran pulpo la alcanzó impidiéndole continuar con su gestión, tal vez porque
ella fue bastante persistente en el tema de la corrupción y develó diferentes
situaciones del gabinete ministerial y de los funcionarios del anterior
gobierno, a pesar que Viviane Morales fue filial con el gobierno de Uribe, fue un amor traicionado, porque
paradójicamente esta relación le significó un debate político entre uribistas y
antiuribistas que tal vez logró o ayudó a que se diera su salida de la entidad.
Pero
más allá de admitir la existencia de un complot, no se puede dejar de lado que
si bien es cierto el cargo de Fiscal General de la Nación debe ser insignia de
rectitud y buen proceder y aunque no se debe caer en el juego que proponen
algunos medios de comunicación, tampoco es posible tapar el sol con un dedo.
Las figuras públicas y más aún quien ostenta un cargo como el que tenía
Morales, siempre estará en el ojo del huracán, siendo vigilada, investigada y
expuesta a las críticas, o es que se cumple lo de en casa de herrero azadón de
palo.
Y
es que Viviane Morales ha tenido un historial de amores y desamores en el ardid
político, encasillada con un amor prohibido, que tanto le han recalcado los
medios de comunicación y que por tanto han pesado en su carrera. Criticada por
su amistad, y más que ello su posición defensora del expresidente Samper,
puesta en el banquillo por su matrimonio con Carlos Alonso Lucio son algunas
situaciones que sus detractores han socavado y expuesto de manera reiterativa a
la luz pública.
Por
otra parte, aunque el gobierno del presidente Santos ha manejado la situación
con prudencia, es evidente que en los pasillos se comenta y consideran que la
decisión del Consejo de Estado tuvo motivaciones políticas y no precisamente
para favorecer el gobierno, estas son las situaciones que hace que los
ciudadanos desconfíen de los sistemas estatales, ya que si entre ellos mismos
se pisan las mangueras debe ser porque están procurando por el bienestar
particular, obviando los intereses colectivos de un pueblo que continuamente clama por justicia y equidad.
No
hay muchas evidencias de casos como el de Morales, situaciones muy particulares
se suscitaron en el complejo político, se avivaron olvidadas disputas, unió a
los detractores colocándolos un solo bando, aparecieron nuevas teorías en el
argot jurídico y por sobre todo convulsionó
altas esferas en donde encontró sus amores prohibidos, esos que te castigan si
los revelas.
Y
el malestar que deja este asunto es grande, porque entonces en el ambiente está
el sinsabor de que ganó el uribismo lo quecondiciona la selección de la nueva
terna y la posterior elección del nuevo Fiscal, un exgobierno que aún gobierna
y que además lo hace para sí mismo, preocupado por detener las investigaciones,
salvar y esconder a los corruptos. De ese talante fue toda la parafernalia
montada en torno a Viviane Morales, ese es y será el trasfondo de la situación.
Ya se empieza a escuchar que fue Marco Antonio Velilla, el consejero de Estado
que había sido ternado para Fiscal inicialmente por Uribe quien empleó a su
títere para montar la demanda contra la elección de Morales, o de cuando acá
las demandas hechas por ciudadanos comunes ante el Consejo de Estado han
prosperado hasta hacer caer o destituir un funcionario de alto rango en
Colombia, ¿será que fue pura coincidencia la relación existente?
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