BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE


BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE
Por: Yuranni Forero Clavijo


Colombia es un país que de manera constante ha sido sujeto de controversia, de estar en boca de la prensa mundial y aunque sea un hecho penoso, la mayoría de situaciones que nos visibilizan en la esfera internacional están teñidas de sangre, de corrupción, de guerra y otros hechos que nos hacen lamentar. Pero la intención no es llorar sobre la leche derramada, la invitación está dada a poder develar todos esos momentos, no como un simple proceso de catarsis, sino como una estrategia para poder ser agentes de cambio de una realidad que nos ha venido acompañando a lo largo de la historia.

Por ello, considero que la labor del periodismo, entendido desde la responsabilidad que involucra el manejo de la información, cumple una función fundamental en todas las esferas de la sociedad. No es una cuestión insulsa de “poder a los medios”, más bien es una confrontación consiste y crítica de todo lo que se vive en el contexto. 

Ahora, es cierto que el periodismo en Colombia cuando se ejerce con rigurosidad es sometido a la criticadera, a la censura y en el peor de los casos al extermino. Sin pretender agotar el tema, quiero hacer referencia a un caso en particular que estuvo en la agenda mediática durante casi tres años, con un inicio el 24  febrero del 2007 y la publicación de “Araújos et al”  y un final el 9 de febrero de 2010, con la sentencia absolutoria de los cargos de injuria y calumnia imputados a Alfredo Molano, columnista del diario el Espectador.
  
Más allá de ser un show mediático, este caso escenificó la realidad que vive el periodismo en Colombia, porque así como lo mencionó el columnista barranquillero Alberto Salcedo Ramos: “No es posible que la opinión se convierta en un delito”.

¿En dónde quedaría la opinión del columnista si todo cuanto se quiere expresar debe pasar por el ojo sin criterio de un “aprobador”, o peor aún si se tiene que buscar la venia y el espaldarazo de ese de quién se está opinado? Bajo este escenario la libertad de prensa se limitaría a ser una utopía, reducido a  un tema de papel, de formalidad y existencia únicamente en los diccionarios. Y es que no se trata de que el periodismo se ejerza de manera anárquica, ya que quienes tienen el poder de hablar en un medio de comunicación (bien sea oral o escrito), están regidos por la ética de su profesión, que los lleva a que cuanto se publique esté sustentado y con el respaldo de un serio trabajo investigativo.

Y aunque en apariencia los abogados Andrés Alfredo Araújo Arias y Andrés Alfredo Rafael Molina Araújo, en representación de Hernán Felipe Araújo y María Mercedes Molina, solo estaban exigiendo que Alfredo Molano se retractara y rectificara sobre lo publicado en la columna, para nadie es un secreto que lo que estaba en juego era algo mucho más grande e importante. Una lucha entre quienes se atreven hacer periodismo real y aquellos que mediante artilugios atacan y pretenden callar la verdad.

Porque, simplemente lo que hizo Molano fue sacar a la luz un secreto a voces, una realidad que viven los colombianos costeños, en donde la historia pareciera ser cíclica, sucesos de maltrato, de esclavitud, de desalojo, de desarraigo, de indignación para la raza humana; pero como también siempre ocurre, las políticas de quienes tienen el poder es de esconder y tapar, cómo si esa fuera la solución para todo, una posición demasiado existencialista, “si no lo veo entonces es porque no está”.

Y es que el leguaje abre un mundo de posibilidades interpretativas, de no aceptar esta premisa estaríamos en una interminable cacería de brujas,  para el caso específico de Molano, Armando Silva, analista del lenguaje y la comunicación, PhD y profesor, afirmó que no se trataba de calumnias ni injurias proferidas contra un sujeto específico, puesto que luego de un análisis riguroso no encontró una continuidad expositiva real (perlocutiva) que afirmara que algunos de quienes portan el apellido de los Araújo en Valledupar se pudieran sentir directamente aludidos.

Sin embargo, el periodismo independiente y crítico al ser visto como una piedra en el zapato para muchos, continuará siendo víctima de atropellos y dejaciones, porque lo más sencillo es estar callado y seguir ocultando. Seguirán ocurriendo situaciones en donde se pondrá a prueba el poder de la razón, de la libertad de expresión, que en definitiva es la legitimidad de nuestro país, y si esto fue una pequeña victoria, se ganó fue una batalla, no la guerra; por eso mientras tanto: “Buenas noches y Buena suerte”, como diría Edward Murrow. 



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