COMO
ESTUDIANTE DE UNIMINUTO
Por:
Yuranni Forero Clavijo
Es importante mencionar que los
estudiantes del programa Comunicación Social- Periodismo, rara vez se
manifiestan frente a las designaciones académicas que se dan al interior de la
facultad, tal vez esto obedece a que en ocasiones la inmediatez del momento no
permite la formalidad de ciertas situaciones o también porque en realidad nunca
han afrontado circunstancias con particularidades que no se pueden resolver en
el aula de clase.
Con ello no quiero decir que las cosas
fluyan perfectamente, sería una gran falacia el aceptar afirmación semejante,
ya que entendiendo que el proceso de enseñanza-aprendizaje es compartido, en
donde diferentes actores asumen una posición para que este se dé de una manera
exitosa, y en donde se ponen en juego roles y acciones particulares de quienes
están involucrados, a continuación me permito citar algunas situaciones que se
dan en las dinámicas de aula. No sin antes aclarar que las mismas las realizo con
el ánimo que se puedan tomar decisiones y acciones que enriquezcan y permitan
construir.
Sin desconocer que el ser humano está
en un proceso continuo de aprendizaje, más aún nosotros desde el actuar como
estudiantes que voluntariamente hemos accedido a ser direccionados en un ámbito
académico, y no por ser de últimos semestres debemos ser encasillados a que no
tenemos derecho a equivocarnos, es comprensible que en el desarrollo de las
sesiones de clase se presenten yerros y dificultades. Ahora, soy consciente que
en esa dinámica de estar aprendiendo asumo las responsabilidades de mis actos, pero
también soy una convencida de que los procesos pedagógicos tienen una mayor
efectividad.
No es una cuestión de permisividad,
sino de realmente acompañar sin necesidad de llegar a los castigos. Claro está
que estos son necesarios, no me considero alguien anárquico ni mucho menos,
pero ¿el sentido de la educación dónde queda?, creo que la labor del docente no
puede direccionarse a un buscar los errores y sancionar y castigar por ello.
En ocasiones los profesores pierden el
norte y adoptan una posición más que defensiva, agresiva, y bien sabemos que la
agresión no necesariamente requiere de palabras soeces o de actos físicos, a
veces solo basta el compendio de actitudes y maneras de referirse a los
estudiantes.
Por otra parte, a pesar de que en
reiteradas oportunidades y de la manera más cordial y respetuosa se solicitan
las retroalimentaciones de los trabajos, lo único que se obtiene por respuesta
es un no rotundo. Como estudiantes considero que algunos profesores (con todo
el respeto que me merecen) no supieran cuáles son sus funciones o peor que tiene
la noción de que retroalimentar es hacer una socialización general y superflua
de los trabajos.
Entonces eso me lleva a cuestionarme
si es que no tengo muy en claro el concepto de retroalimentación, ya que para
mí es un escenario formativo que no se limita a un “corregir”, sino que tiene
toda la intencionalidad de poder identificar oportunidades de mejoramiento y
así construir de una manera colectiva, es decir en donde se involucra
totalmente el docente y el estudiante en una relación dialógica.
Entonces cuando se dinamiza de forma
inadecuada un proceso educativo, pues todos pierden el horizonte, ya que si no
hay unos objetivos y metodologías claras pues es muy difícil lograr orientar, guiar,
construir, es decir ser profesor. Y es que retomando las ideas de la Unesco en
el marco de las competencias, hago alusión a que en el quehacer docente
confluye no solamente el saber hacer, ni el saber saber, sino que está ese otro
aspecto importante y es el saber ser.
Sé que la labor de profesor no se
trata de un simple operario, manipulador de máquinas, es una labor realmente
significativa y de una alta estima para la sociedad, ya que son verdaderos
constructores de imaginarios sociales, imaginarios que pretenden resignificar
la acción y compromiso con toda la comunidad.
Respeto y admiro la profesión docente,
pero no se puede desconocer que aquel buen profesor es el que se permite y mejor
aún se da la oportunidad de aprender del estudiante.
Y
como recientemente conmemoramos el día del maestro, también quiero compartir lo
siguiente en un esfuerzo de reconocimiento a esta labor tan poco gratificada, porque
si bien se presentan algunos impases, también es preciso exaltar a todos
aquellos que han sido agentes de cambio en nuestras vidas, para esos buenos
maestros de la Facultad de Ciencias de Comunicación:
“Enseñar
y aprender, la dinámica continua del Maestro.
Maestro,
que grandiosa profesión, cuanto no le debemos a esos aprendizajes, acompañados
de regaños pero precisos y oportunos.
Oportunos
son cuando todos aquellos seres que han tomado la digna e importante opción de
donarse al otro, lo hacen en el marco de una relación dialógica abanderada de
conocimiento.
Conocimiento
es lo que han logrado impregnarnos, pero con una buena dosis de integralidad.
Integralidad
es lo que define a esta labor tan importante y requerida por una sociedad que
clama por una mejor educación.
Educación
que requiere del compromiso inquebrantable de todos aquellos maestros que día a
día trabajan por ser agentes de cambio.
Cambio
de aptitud es lo algunos debemos tener para poder aprovechar al máximo la
compañía de un maestro que ha optado por la revolución.
Revolución
con sentido, pensada en cambiar las cosas desde su estructura, en generar
profundas modificaciones de pensamiento siempre propendiendo por el bienestar
colectivo.
Colectivo
que necesita orientación, compañía, asesoría, comprensión, aprendizajes,
cariño, respeto; que son dados por ellos, los maestros. Así que por todo esto y
por más "Feliz día, admirable maestro"
"Son ustedes, Maestros, quienes modifican pasados,
estructuran presentes, y forjan futuros, reescribiendo historias".
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